“La belleza está en los ojos del que mira“, y a veces con una sola mirada se puede contemplar toda aquella belleza divina que no puede ser traspasada si no es a través de la complicidad. Es el caso de esta pareja Asturiana, Amara y Pablo, que desde hace ya más de un año nunca han dejado de mirarse igual que se miraron por primera vez en el mejor verano de sus vidas.
La complicidad, he aquí uno de los secretos del equilibrio de una pareja. Es un valor que ayuda a mantener firme el timón con rumbo al mismo destino, con la finalidad de sumar y multiplicar. Pero, ¿Qué es la complicidad entre dos personas que se aman? Es uno de los pilares que sostienen la amistad verdadera y el amor. Es un lenguaje que va creando intimidad y afinidad entre dos personas. Se entiende como la unión entre dos seres vivos que tienden a interesarse sobre cómo es el otro, a escucharse, a tolerarse y aceptarse. Esto implica un profundo conocimiento hacia la otra persona; cuál es su forma de pensar, qué le agrada, qué no le gusta, sus deseos, sus fortalezas y sus miedos y debilidades. Ser cómplice de alguien a quien se valora con un alto nivel de estima significa estar juntos física y mentalmente, entenderse y completarse mutuamente.
La complicidad se fomenta a través de la cercanía
Así mismo, la complicidad se fomenta y se mantiene a través de la cercanía y la intimidad. Esto se consigue día tras día, teniendo un contacto diario, haciendo planes juntos, tales como ver una película tumbados en el sofá (donde haya contacto físico), una merienda, un paseo bajo las estrellas, un desayuno a kilómetros de tu casa, un viaje para visitar algún monumento cultural histórico, etc. En definitiva cualquier actividad que permita potenciar las muestras de afecto y de deseo del otro, de modo que se comunique de manera verbal o no verbal el mensaje de “me sigues gustando”.
Dados estos conocimientos, se da por sentado que ser cómplice con alguien tiene un alto grado de fidelidad, una promesa de estar juntos en las buenas y en las malas, sin abandonarse. Uno de los secretos es conservar el buen humor, pues éste conecta y refuerza los vínculos afectivos. Así que, unas risas y la cercanía son la mejor medicina y aliciente para seguir teniendo esa complicidad mutua.
