Quiso el destino que el verano de 2018 se produjese un cruce de caminos en el ámbito laboral. En un verano de aires cálidos y cielo cobrizo, Daniel y Nuria se conocieron.
Trabajaban como compañeros, compartían muchos momentos, largos ratos de conversaciones y confidencias, hasta que esa amistad fue tomando una tonalidad especial. Daniel empezó a enamorarse de Nuria. Esa joven era un haz de luz brillante, su voz un suspiro que hacía palpitar el corazón, su mirada y sus labios eran una promesa de placeres que alteraban el pulso y la razón.
Nuria creía que solo veía en él una bonita amistad, pero no era consciente de que también se estaba enamorando. A fin de cuentas, una persona que te cuida, te mima y muestra interés contínuo en querer lo mejor para ti, te acaba conquistando. Aunque ella, en primera instancia, no quiso intentar nada más allá de aquella bonita relación de amistad.
El ímpetu, la constancia y la perseverancia de Daniel, por conquistarla, hicieron los méritos necesarios para que a Nuria se le desvaneciesen todos sus prejuicios, y lo que era una bonita amistad se convirtió en un amor sincero. Dando comienzo a una relación furtiva que quizás no era bien vista para ciertos ojos, cuales, a veces, solo prosperan envidia y malestar al prójimo.
Iniciaron una nueva etapa en sus vidas, rebosante de momentos especiales, de risas y magia en sus miradas. Ahora también compartirían vivienda, además de corazón.
Pedida de mano en Restaurante Vaquena
Eres Suerte, Alegría y Felicidad en mi vida
Llovía aquella noche de 2019 con un cielo de nubes y plomo, cuando ambos subían a cenar al restaurante Vaquena, situado en el corazón de la Sierra de Cabra. La noche era oscura y el viento y el agua azotaban las cristaleras del comedor durante la cena. Por un instante, la luz del interior se apagó. Comenzó a sonar una canción en la penumbra del salón, dando paso a una figura tenue que se acercaba hacia la mesa portando un ramo de flores. Era Dani, con una sonrisa en los labios y un anillo en las manos.
Te quiero por lo que eres, por lo que demuestras, por lo que sé que sientes. Eres suerte, alegría y felicidad en mi vida.
¿Te quieres casar conmigo?
Tras unos segundos de silencio inundados por la emoción, Nuria, entre lágrimas y abrumada por la vergüenza le respondío -Sí, ¡Quiero!
La pareja se fundió en un beso y un abrazo interminable. Y el eco del aplauso de los comensales, que contemplaban la escena, resonaba sobre las paredes del comedor de Vaquena.
Pasado ese año y finalizando la pandemia, Dani y Nuria se hicieron con una nueva vivienda. Donde a diario la construían con ilusión, esfuerzo, sacrificio, miedos y algunas lágrimas. Pero siempre buscando la felicidad mutua de un hogar.
Después comenzarían los preparativos de la boda, cuidando todos los detalles sin ninguna premura.
Hoy ha llegado ese día mágico (29/07/2023), en el que confirmáis para siempre el compromiso de vuestro amor.
Los que hoy estamos aquí presentes, somos quienes hemos apostado siempre por la felicidad de estos grandes amigos, por su amor, su cariño y fidelidad.
Siempre hemos estado aquí, y seguiremos estando a vuestro lado cada día que pase, porque sois grandes personas y os merecéis lo mejor.
Brindemos por el amor, pero también por los sueños, y por los futuros. ¡VIVAN LOS NOVIOS!