José Luis, transportista, y Chari, dependienta, se conocen desde hace unos cinco o seis años, y unos cuatro años y medio aproximadamente de relación. Tiempo suficiente para saber que quieren seguir y permanecer toda una vida juntos. Desde entonces han ido superando ciertas adversidades que fueron surgiendo en este tiempo, pero aquellas de las que fortifican los cimientos de la pareja y consolidan ese amor mutuo.
El comienzo de esta relación fue meramente amistosa, que con el paso de los meses se fue convirtiendo en algo más sentimental y profundo. La forma en que José Luis ve la vida, su gran sentido del humor y la atención tan especial que tiene con Chari fue lo que la enamoró por completo. «Como él me trata, nunca antes lo hizo nadie». ¿Será verdad que hay personas predestinadas a cada persona con la misión de hacernos sentir especiales y vivir todo tipo de sensaciones?
El pasado año esta pareja se comprometieron en matrimonio, aunque por una serie de acontecimientos y las restricciones del COVID-19 decidieron aplazar el evento. Pero sus ganas de vivir y formar una familia no impidieron que Chari quedara embarazada en unos meses.
Seguramente no sería el momento adecuado y eso debía de esperar, porque desafortunadamente la naturaleza no quiso que fueran uno más. Un duro golpe con el que el destino quiso poner a prueba a estos jóvenes, que salieron resurgentes y con más fuerza aún.
Desde entonces, entendieron que un estado de ánimo positivo contrarresta y evade todo lo negativo. Comprendieron que nada es catastrófico si se mira con el prisma adecuado. Porque siempre, siempre, siempre debe prevalecer ese amor mutuo, esa forma de querer infinita o indefinida y las ganas de permanecer unidos.
Chari ha querido brindar al amor, e ilustrarlo en un regalo para José Luis, su compañero de vida, porque con ganas… todo se puede. Nada les puede detener.
Mis mejores deseos para esta pareja, que a buen juicio se les cumplirán.
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