La abuela Pepa, el anhelo de su amor
“Hoy miro el firmamento con admiración y nostalgia. Las enseñanzas de una abuela se llevan con uno para toda la vida. Se trata de la mentora de los más bonitos y tiernos recuerdos. Entre lágrimas y melancolía asumo que mi abuela es la más bonita estrella del cielo, la más grande de todas. Aunque a veces no pueda verla se que siempre estará allí.”
Eran muchas las personas que la conocíamos. La abuela Pepa (como así le gustaba que la llamasen) era una mujer familiar. Era promotora de reunir constantemente a su familia, disfrutaba mucho cuando los veía a todos juntos en las comidas y reuniones. Adoraba sobre todas las cosas a todos sus nietos y biznietos. Era una persona afable, buena, cariñosa y siempre tenía palabras bonitas y una tierna sonrisa para la gente.
Fue gran aficionada a los fogones, empleaba su mayor tiempo a la cocina, dejando en su legado riquísimas recetas de los auténticos bolos lucentinos, albóndigas o croquetas, algunos de sus platos estrella. Manjares de los que pocos podían resistirse.
Josefa Torralbo era vecina del emblemático barrio lucentino de alfareros, Llano de las Tinajerías, donde desde hace unos meses dejó huérfanos a todos los vecinos que la querían.
“Amor es solo una palabra, hasta que las miradas se unen y le dan significado”
Esta pintura digital representa el amor y devoción de los abuelos hacia la preciosa Carla, una de sus biznietas recién nacidas en el momento de la fotografía. Desde ahora, cuando sus familiares miren el retrato, a buen seguro tendrán más cerca a la abuela y el anhelo de su amor.
